Hay deportistas que prefieren entrenar con libertad, sin supervisión.
A otros, en cambio, les resulta mejor hacerlo bajo la guía del entrenador del gimnasio o con un personal trainer. Esto de entrenar bajo la supervisión de un tercero tiene varias ventajas que, quizás, te sirva conocer.
Mayor compromiso
Entrenar con supervisión permite asumir un mayor compromiso, porque el deportista sabe que deberá rendir cuentas de su trabajo. Y ese compromiso es –a la vez- una motivación para no faltar ni a una de las sesiones de crossfit, cinta, bicicleta, musculación o lo que se haya elegido.
Otra ventaja es que se reducirán las lesiones. El contar con el ojo atento del entrenador evitará que se hagan rutinas con fallas y se termine –tal vez- con un esguince u otro problema.
También el entrenador es un buen consejero a la hora de recomendar suplementos: indicará cuáles convienen más en cada etapa del entrenamiento.
Una ventaja adicional es que, guiado, el atleta se entrena con más rigor y siempre buscando nuevas metas para superarse a sí mismo.
El uso del tiempo
Eficacia en el uso del tiempo: este es otro beneficio. Al trabajar junto a un entrenador, se evitan las distracciones o la autoindulgencia que hace que los minutos rindan menos.
Una consecuencia de lo anterior es que los resultados físicos –y anímicos- que se buscan en el entrenamiento, se consiguen de un modo veloz.
Así, el deportista siente una potente convicción con respecto a lo que lleva adelante porque puede palpar sus logros.
Claro que hay otras personas que prefieren hacer las cosas de manera independiente. Pero incluso en estos casos, es bueno consultar a un conocedor antes de comenzar cualquier entrenamiento.
Aclaración:
Todos los conceptos incluidos en este artículo tienen solo carácter divulgativo y no pueden ser considerados como recomendaciones personales.
Antes de poner en práctica lo que aquí se indica, es siempre imprescindible la visita a un profesional.
Fuentes de las imágenes:
www.exercise.com/blog/how-to-get-experience-as-a-fitness-instructor/