La ergonomía comprende un complejo diseño de entornos laborales, herramientas y tareas compatibles con las características fisiológicas, anatómicas y psicológicas de los empleados.
Esta disciplina busca optimizar el bienestar humano y obtener un eficiente desempeño de todo el sistema.
En los últimos tiempos, el fenómeno denominado como “Home Office” se manifestó en constante expansión. La posibilidad de superar grandes distancias gracias a dispositivos con acceso a internet logra que la idea de recorrer dichas longitudes diariamente parezca poco pragmática.
A pesar de sus claras ventajas, el trabajo desde el hogar puede generar dificultades de toda índole.
Sedentarismo, contracturas, dolores e incrementos en la ingesta de alimentos, son algunas de las problemáticas que suelen vivenciar los empleados con modalidad “Home Office”. Una gran parte de ellas se debe a las posturas perjudiciales que adoptamos en el día a día laboral y a un entorno de trabajo poco adecuado.
8 TIPS para crear un ambiente de trabajo más saludable:
1. Seleccionar el espacio: elegir un buen entorno de trabajo es uno de los pilares fundamentales para un mejor desempeño.
El espacio en cuestión debe beneficiar las características físicas y psicológicas de uno, además de alejarlo de posibles interrupciones, ruidos y situaciones de estrés.
Designar tu lugar de trabajo y mantener una rutina diaria ayuda a tu mente a familiarizar las actividades laborales con ese espacio.
2. Iluminación: disponer de una buena fuente de luz, en los posible natural, impacta positivamente en la productividad. Este factor puede prevenir episodios de cansancio y sueño.
3. Postura: el escritorio debe estar a la altura del esternón, así los elementos podrán estar a la vista mientras mantenemos el tronco recto y los pies en el suelo. Trabajar acostado no es una opción, ya que ocasiona fatiga y dolores de cuello.
Si trabajamos con computadora:
la pantalla debe estar a la altura de la vista.
el teclado y el mouse deberán estar a la altura de los codos.
la silla debe permitir que nuestras rodillas estén a la altura de la cadera.
4. Horarios: ante los tiempos más flexibles que dispondremos, es una prioridad establecer los momentos de trabajo y recreación.
Aplicar pausas cada 45/60 minutos resulta beneficioso para mantener un buen ritmo. Pasado ese tiempo, se estima que la calidad de atención disminuye drásticamente.
5. Organizarte: mantener cierto orden facilita nuestro trayecto durante el día.
Tu escritorio debe disponer exclusivamente de los elementos esenciales para la realización de tu trabajo.
Planificá tu trabajo antes de comenzarlo, para así evitar posibles contratiempos.
Ten a mano un bloc de notas que te permita anotar tus responsabilidades: tareas, metas y actividades a realizar.
6. Ejercicio: toda rutina saludable debe disponer de un momento de preparación física. Determina una rutina de entrenamiento que se ajuste a tus necesidades diarias.
Realizar 30 minutos de actividad física moderada todos los días es una buena forma de comenzar.
7. Alimentación: probablemente dispondremos de más tiempo libre. Esto nos brinda la oportunidad de prestarle un poco más de atención a nuestra dieta cotidiana: desde introducir novedosos platos caseros hasta dejar atrás opciones no tan saludables.
8. Sueño: intentar establecer y mantener un horario de sueño puede ser una tarea ardua.
Para comenzar, apaga las pantallas, silencia el dispositivo móvil y oscurece tu habitación. Si tiendes a ser de los que posponen su alarma, colócala al otro extremo de la habitación.
No cierres del todo las persianas, la mejor forma de comenzar el día es con luz natural.